Without opening his eyes, Yoyo knew that the day started raining. And by the toasted bread scent he also knew that the breakfast was ready. So in the way to school he decided to close his eyes and guide himself by the scents. He never imagined the dirty tricks that his nose would play on him.
Sin abrir los ojos, sólo escuchando el flip-flap que hacían las ruedas de los coches, Yoyo supo que había amanecido lloviendo. Y por el olor a pan tostado también supo que el desayuno estaba listo. Así que de camino a la escuela decidió cerrar los ojos y guiarse por los olores. Nunca imaginó las jugarretas que su nariz podría hacer.